miércoles, 12 de noviembre de 2014

El Arte de Decidir

La decisión no es una acción aislada, sino que implica el desarrollo una serie de pasos o fases que forman lo que se conoce como el proceso de toma de decisiones.
El proceso de decisiones es impulsado por un acontecimiento que perturba la marcha de un decidor hacia la obtención de sus metas, es decir, es necesario un hecho motivador que puede consistir por ejemplo; en un problema o situación no prevista o en una oportunidad no explotada.
La adecuada percepción del problema o de la situación depende de 4 factores que influirán fuertemente en el resto del proceso. Y estos 4 factores son los siguientes:
La existencia real del problema, es decir, la diferencia o separación entre una situación actual y otra deseada. Es lo que hace necesario la adopción de una decisión.
El decidor debe conocer el problema, es decir, no sólo basta con que el problema exista, sino que es necesario que el decidor sea consciente del mismo y pueda emprender acciones precisas. El decidor debe ser consciente de la existencia de un vacío entre la situación actual y la situación deseada.
El decidor debe estar motivado para reducir la desviación o solucionar el problema, o lo que es lo mismo, el decidor debe querer afrontar el problema, pues de otra forma no se inicia el proceso de toma de decisión.
El decidor debe tener capacidad para comprometer recursos de todo tipo que sean necesarios para acometer el problema con garantía, si esto no es así, entonces el decidor no puede ejecutar la acción seleccionada. Estas condiciones son necesarias para que se pueda iniciar con éxito el proceso de toma de decisiones.El decidor en definitiva, debe tener suficiente información para afrontar el problema.

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